20/07/08

En una de esas veces...

Por MATHÍAS: (Mathías / Jimena)

Hey! holas. Oye perdona se me hizo tarde, había un tráfico horrible. A ésta hora es un poco jodido salir de Lima.
No te preocupes no estoy apurada.
Bueno que era lo que tanto me querías contar.
( ella lo mira pero voltea su mirada hacia los carros mientras sujeta su café nerviosamente y prende un cigarrillo).
Te pasa algo? bueno sé que es una pregunta tonta, pero lo digo por que tienes una cara como si alguien se hubiera muerto.
(el silencio de Jimena es severo, y su mirada no alcanza a Mathías y parece que sus manos quisieran decirlo, su angustia se desmuestra por los torpes movimientos que hace al sostener el cigarro).
(Ahora Mathías es quien se queda en silencio dándole tiempo para que ella pueda encontrar las palabras adecuadas mientras él prende un cigarro).
Ya pes, nos conocemos desde jardín y aunque ya no nos veamos seguido no es para que parescamos extraños...o sí?
(Ella lo mira por un instante parece que dirá algo pero aún se queda callada y decide prender otro cigarro mientras toma un sorbo de su café).
Bueno ha pasado como media hora, por la puta madre dime pues decirme que carajo pasa???
(Jimen sigue muda y se pone nerviosa).
Carajo, ¿me has hecho venir desde el quinto infierno para tenerme como imbecil acá? Bueno si no me quieres decir nada no te voy a obligar, ya eres bastante...
Tiré con Eva.
(Ahora Mathías se queda mudo,no esperaba esa noticia y no sabe que decir, la mira y baja la mirada ubicándola en cualquier lugar fuera del café. Ahora los dos se entienden en ese comunicativo silencio).


Por JIMENA:

Fueron muchas las veces que pactamos nuestros encuentros amorosos a espaldas de la realidad.

La pasión siempre era la misma, quizá no el amor.

A diferencia de esas otras muchas veces, en ésta no estábamos desnudas, y es que tal vez, inconscientemente nuestras almas no querían descubrir lo que meses después enfrentaríamos.

Ella amoldó su cuerpo sobre el mío, sus piernas calzaron perfectamente alrededor de mi cintura, su cara era la de un ángel desterrado del cielo por su lujuria; ella cautivaba todo mi ser.

Entre besos, caricias y algún te amo espontáneo, su mano se deslizó suavemente dentro de mi, siempre era suave, mi excitación ella la conocía de memoria, al igual que conocía la humedad de mi amor.

Sus movimientos provocaban una jodida fiesta pirotécnica en mi cabeza.

Poseía mi cuerpo con tan sólo dos dedos, mi ser lo absorbía con sus besos, mi locura la provocaba con su figura, se llevaba parte de mí en cada perfecta y no tan sutil mordida.

A diferencia de esas otras muchas veces, en ésta se llevó algo más.

Un oscuro tejido quedó entre sus dedos, una expresión triunfante mezclada con misterio se dibujaba en su rostro con unas acuarelas de color pastel.

Y como si mi corazón fuera una extensión de mi virginidad, ambos se fueron esa tarde con ella.

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