16/01/10

Disfunción Eréctil

No poder mantener el pene erecto es frustrante y vergonzoso para los hombres, sea cual sea su orientación sexual. El otro día un doctor decía que la impotencia tenía un factor psicológico, y si es verdad, a veces más que físico es todo mental, todo está en la cabeza ( la de arriba me refiero).
Hace unos años conocí a un chico con quien salí, que sufría de eso, nunca llegamos a ser más, porque teníamos diversos intereses, y no fue porque fuera impotente, pero el tiempo que duramos fue bueno. Lo conocí por medio de un amigo y tuvimos química instantánea, teníamos cosas en común, y de ser un gusto pasamos a ser amigos, ganándome su cariño y confianza. Hasta esa fecha nos llenábamos sólo de besos, no porque no hubiera la oportunidad sino porque que era otra cosa que yo desconocía.

Fue así que una tarde de otoño, conversando, abrazados en el sillón de su sala me contó que un par de años atrás, cuando aún no descubría su homosexualidad, tuvo una enamorada que era 3 veces peor que el Linda Blair poseída. Fue ella quien literalmente lo castró.



Al parecer el problema era que él no sabía que era gay, y aún cuando lo aceptó o supo, su vida sexual con los chicos no fue tan diferente, ya que seguía son poder elevar el miembro viril, por lo que sólo tenía jugueteos, besos, manoseos, roces, masturbación, sexo oral, y de vez en cuando él era el pasivo, ya que activo no podía ser. Vale decir que él conseguía masturbase solo, y bien, pero no conseguía nada más.

Fue un tiempo duro para él, la terapia, el que sus padres vayan con él al psicólogo, la endemoniada enamorada y sus insatisfactorias experiencias con chicos lo llevaron a sentirse un poco frustrado, introvertido, sentirse mal por no disfrutar de su edad, cuerpo y sexualidad como otros chicos, luego de ello estuvo solo, de cuando en cuando un encuentro sexual y nada más.

Al terminar de escucharlo mi reacción no fue de querer dejarlo o causarme pena como si se fuera a morir, sólo le dije que todo iba a estar bien y que se solucionaría, claro que no sabía cómo pero lo conforté como si tuviera algo muy simple, será porque me gustaba e interiormente sabía que tarde o temprano dejaría de sufrir de eso.

Una tarde de invierno cualquiera, de esas que uno comparte con su pareja, viendo una comedía romática, solos en su depa, con las hormonas encima, como siempre desnudos jugando y tocándonos, luego de penetrarlo y terminar, estuvimos abrazados sin ropa, él detrás de mi muy pegados, comenzamos a jugar y sin querer logró mantener una erección que no desaprovechó para por fin disfrutar de su pene dentro de mi, fue algo inesperado para los dos, fue bonito y placentero.

Y no fue un chiripazo, fue algo que se incrementó con el tiempo, y no sólo la duración o placer, sino también la confianza de poder disfrutar de algo que le habían arrebatado en su tardía adolescencia, y ahora devuelto en su temprana juventud. Se sintió bien y estaba contento al igual que yo, y ese fue el inicio de varias noches de mutuo placer, hasta volverse demasiado bueno en las artes amatorias. Luego de esa experiencia entendí que tan sólo necesitaba un poco de cariño, paciencia y buen humor para arreglar algo que tiene solución y poder disfrutar de nuestro cuerpo, juventud y hormonas; como debe ser.

1 Comentarios :

  1. Anónimo dijo...

    Hay muchas cosas que se arreglan, como tú dices, con un poco de cariño. Tuvo suerte de dar con alguien sensible y que le ayudó. Me ha gustado la historia. Un beso.