23/09/08

Mariposas muertas

Por JIMENA:

Hoy me volví a encontrar con ella.

Después de más de un año, pensé que al verla mi corazón explotaría dentro del pecho y las mariposas en mi estómago volverían a revolotear.

Temblé un poco, las mariposas nunca despertaron (¿alguna vez volverán a volar como lo solían hacer por ella?)

Sentadas frente a frente no lograba ver el brillo en sus ojos, ese brillo que cautivaba mi ser. O eran los míos los que ya no brillaban al verla.

Ya no había nada. Nada en ella. Nada en mí.

Sí, alguna vez llegué a pensar que nuestras vidas iban en direcciones contrarias, hoy me di cuenta que nuestras vidas ya se encontraban completamente lejos, a pesar de mis ganas de seguirla.

Los silencios se apoderaban de la conversación, así como en algún momento el dolor se apoderó de mi.

Mientras hablaba y miraba los labios que un año atrás moría por volver a besar, me daba cuenta que la quería, pero no como antes.

Ella no era la de antes…..menos yo

Ella ya no era la chica por la que arriesgaría mi vida

Será la que alguna vez fue importante en mi vida

Alguna vez

Lejos del hoy

Ella tiene ahora un nuevo amor y es él quien hace revolotear las mariposas de su estómago, mariposas que en el mio murieron.

Aun siento

Por EVA:

aun siento que mi corazon esta en tus manos
que cada noche lo acaricias como antes
que en secreto lo besas con ternura
que con temor le haces el amor

no puedo olvidar tu rostro
mucho menos ahora que te he visto
sigues con la misma mirada que me decia te amo hace unos años
vi tu sonrisa mucho mas linda que antes
y escuche tu voz, la necesitaba

empezaste a hablar y a contarme de tu vida
muchas cosas nuevas te habian pasado
reiste, recordaste, sufriste, lloraste
y en casi todo yo era el causa de tales consecuencias,
en muchas de ellas tambien hubieron nuevos protagonistas

siento que tu corazon tambien sigue en mi
te sigo viendo como antes
no puedo quitar de mi mente tu rostro
mi corazon estuvo estrujado todo el rato
tan solo pensaba 'dime que aun me amas'

no se si soy solo yo
siento que aun tengo parte de ti en mi
que aun te conosco como para decir
que pensabas y querias lo mismo que yo en ese momento

tu mirada lo decia
mi corazon respondio
pero ambas lo negaremos
seguimos siendo buenas en eso

se que algun dia
en el cafe donde nunca estaremos
nos diremos lo que en este callamos
lo que alguna vez se pierde
alguna vez regresa, solo que algunas veces
no en la forma como queremos


3/09/08

Osea fue LA, primera vez

Por MATHÍAS:

La primera vez se dio sin querer, sin planificarlo o premeditarlo.


Al menos no fue ebrio, o con uno, con un desconocido, un levante al paso o algún viejo calentón. Fue con alguien que podía ver a la cara luego del hecho, y pensándolo bien, en verdad me gusto que haya sido él.



Si, la primera vez fue con....con ÉL. (no el de la imagen esa le pertenece al fotógrafo Howard Roffman)

Las primeras veces suelen ser todo menos buenas, yo nunca tuve sexo con una mujer, con las justas recuerdo que agarré con algunas y eso que en todas las ocasiones estaba con alcoholes encima, sip, para darme VALOR!.

Pero la primera vez con ÉL es indescriptible, no hay vocablos suficientes que completen y describan fielmente lo que sentí y sobre todo como me sentí, o adjetivos que puedan recapitular tal acontecimiento. Es que era LA primera vez.



Los usuales besos y mal practicados movimientos, el no saber que, ni como hacerlo, eso que sabes que debes hacer pero no sabes exactamente cómo.


Recuerdo que las tardes eran las mejores en su casa; sus padres fuera, incluso por días ya que viajaban mucho debido al trabajo de su padre; y nosotros dentro, protegidos del invierno que nos congelaba hasta el ombligo.


Tendidos sobre el sofá viendo una película animada fue el inicio de algo memorable, al menos para mí. La ardilla de La Era de Hielo, corría mientras veía la nieve derretirse, creo que era producto de la temperatura de nuestros cuerpos.


Cosquillas iban y venían, palabras, sonrisas y miradas que se fueron acercando junto a nuestros efervescentes labios, lo cual liberaría el fogón de nuestras incontrolables pasiones.



Se sumó ese pequeño nerviosismo, que fue interesante al principio mientras se desarrollaba la improvisada escena que de pronto él interrumpió.
Sentados, ahora sobre su cama, uno frente al otro, me dejó de besar, me tomó del brazo y me miró con calidez directa a los ojos y sentí que ese gesto sutíl apaciguó mis ansias, él sonrió y luego de ello retomamos nuestra aventura.

Sus movimientos se volvieron sólidos, decididos, buscaba liderar la situación, la cual yo no sabía manejar, y como lo que hacía me gustaba decidí que continúe con su camino.

Él sostenía mi cabeza con una mano, para que no me pueda librar de sus ardientes besos, mientras que con la otra se apoyaba sobre la cama consiguiendo poco a poco inclinarme sobre ella hasta quedar horizontalmente uno sobre el otro, pudiendo sentir nuestros galopantes latidos.

Empujados por nuestro libido, nos desnudamos poco a poco hasta cubrirnos con nuestra piel, él, más bronceado por su afición al surf, yo, más pálido por mi afición a las noches lluviosas de invierno.


Ya los besos fueron insuficientes y nuestras hormonas pedían más y más; fue el momento en que cual mago saca un preservativo de su mesa de noche acompañado del infaltable lubricante, y yo con una cara de interrogación tremenda espero a ver lo que sucede.

Él, sin apuros y con serenidad, lo abre y muy habilidosamente me lo coloca para luego esparcir el líquido viscoso sobre mi aún templada venosidad, luego introduce un poco de ése líquido dentro de él.

Acto seguido me mira y ve en mi cara desconcierto y expectación por no saber exactamente que hacer, ya que mil cosas pasan por mi cabeza sin decidirme por alguna. Él sonrie y prosigue, tal vez mi inexperiencia lo excita, mi presunta castidad, o saber que tiene el control de la situación, aun no lo sé es un misterio.

Se sienta sobre mi, y mientras coloca parte de mi miembro detrás de él, esboza una placentera y pendeja sonrisa, mi corazón emocionado corre maratónicamente, y siento que ingreso lentamente, es cálido y apretado, es como si una parte de mi se conectará a otra dimensión por medio de ese acto.
Él débilmente gime y tira su cabeza para atrás moviendo sus ondeados cabellos color chocolate, yo en un acto taquicárdico empiezo a respirar más rápido, mis labios se abren como queriendo liberar un gemido sin creer lo que siento, mis ojos pierden la realidad para mostrarme una fantasía, ésa nueva sensación extraterrenal me eleva sobre todo y todos, es algo que me deja sin aliento.

Él empieza a moverse despacio al principio, y siento que me consume la cabeza por ese vaivén de reiterativos movimientos que practica, que se vuelven más rápidos, caprichosos e intensos, que me disparan a quema ropa miles de sensaciones y me hacen creer en la reencarnación pues me quita y devuelve la vida en cada meneo que da. "Carajo que bien se mueve" pienso.

Indescriptible con palabras. Impensable por mi mente. Inimaginable en mis sueños. Inigualable a cualquier otra emoción conocida hasta entonces, ninguna se acerca a ello.

Él al ver mi cara de satisfacción, se vuelve sádico, y quiere aumentar mi goce hasta reventarme el cerebro, ahora eleva la velocidad en ese terremoto de movimientos de arriba y abajo, arriba y abajo, que hace que vibre acompasado por sus contorsiones, yo lo tomo firme de sus escurridizas caderas para darle equilibro e intensidad en su cabalgar que de pronto se detiene y salgo de él, pero mi agitada respiración continua.

Así es como cambiamos de pose.

Ahora él se echa sobre la cama y me da la bienvenida con piernas abiertas a mis caderas; yo ubico la entrada hacia él, ya es más fácil ingresar porque está dilatado. Colocó un cojín debajo de él, al final de su espalda, para que esté cómodo.

Y con lo hecho previamente tengo una muy buena noción de como debo hacerlo. Mi instinto me guía, ahora es más intenso porque yo soy quien me muevo, quién ejerce presión sobre él, quien tiene el control, eso lo excita demasiado y en verdad a mi también, es como si me hubieran arrancado los frenos y fuese un auto que no puede detenerse, no, no puedo controlarme.



Lo veo, lo deseo, lo beso, lo huelo, lo abrazo mientras acerco mi rostro y lo pongo al lado suyo y puedo escuchar sus vagos suspiros que pretenden por convertirse en fuertes gemidos, que se repiten una, y otra, y otra vez.


Le muerdo levemente la oreja, me la como, la saboreo, luego bajo por el cuello y siento su aroma, es un perfume sin igual, varonil pero delicado, sutil pero intenso, encuentro su punto G, luego alejo mi cara y distribuyo mi cuerpo para penetrarlo mejor y así logro ver como él se descontrola, se toca, se masturba, lo disfruta.



Le veo, le ansío, le quiero. Le gusta lo que hago, y cómo lo hago, voy por buen camino lo puedo ver su rostro y escuchar de sus honestos gemidos.

Luego de largos minutos y habiendo variado de posiciones nos detenemos. Tumbados y agitados por el trabajo me dice que ahora le toca a él. Asumí que íbamos a cambiar roles y eso me asustó y mi cara se lo comunicó, pero él se rió y me dijo que me iba a gustar, yo incrédulo pensaba que no y que él sólo quería hacerlo porque estaba animado por el morbo.

Mientras yo descansaba y procesaba la idea él se dirigió al sur de mi cuerpo y me estimuló con gran pericia, ya relajado iba bajando y bajando hasta trasladarse al otro lado del mundo, levantó mis piernas, abrió ambas compuertas y posó su diestra y entrenada lengua en el lugar que menos esperaba y eso fue como encontrar la mágica llave que pudo abrir fácilmente el candado, así fue.

Me sentí como si esa parte fuese un helado y él gustosamente se lo comía. Masajeó repetitivamente y con sagacidad ese lugar, hasta relajar el último músculo de mi cuerpo y dilatarme por completo, parecía que esa parte controlaba todo mi cuerpo porque me relajé a tal punto que casi me quedo dormido mientras por delante sentí mi carnosidad expedia fluidos como hilos de telaraña.

Ya sedado con el conocido "beso negro", va y saca un nuevo profiláctico, sin apuros se lo coloca y lo baña del lubricante, luego siento que introduce sus aceitosos dedos que corren sueltamente dentro de mí lo cual me sorprende bastante porque no esperaba que eso sucediera, y se cerciora que el lugar está bien embadurnado del elemento acuoso.

Yo aún con los ojos cerrados y drogado por todo lo acontecido con las piernas en el aire siento que va entrando y es cuando aterrizo a tierra en seco, me dolió como su me hubieran metido un palo de escoba, o cualquier otra cosa, me sentí acalorado, con la cara roja, irritado como si estuviese estreñido y quisiese cagar, queriendo que salga y no sale, pero esta vez era lo inverso, quería que él salga pero no, él estaba entrando.

Él me dijo que iba a doler un poco pero que me relaje, que luego como si nada, pero en ese momento no lo sentía así.

Me dijo "intenta relajarte" y bueno así lo intenté, cataratas, riachuelos, conejitos, flores, cielo, nubes, pensé en todo pero nada, tampoco quería decirle que no porque él había sido tan amable y me hizo gozar tanto que sentí que debía retribuirle alguito ese gran favor, entonces intenté relajarme.

Creo que mi cara delataba lo que mis palabras querían decir, así que él fue muy comprensivo se acercó, me abrazó, me besó, me comió la oreja y bajó hasta mi cuello, y entretanto hacía todo eso iba ingresando por el otro lado; sin enterarme él ya estaba dentro de mi y yo me sorprendidísimo y él me miraba y sonreía.

Era genial, me tenía paciencia y luego fue moviendo lentamente sus caderas, era verdad, ya no me dolía como antes y empezaba a saborear los movimientos de afuera y adentro, afuera y adentro. Yo ya ni cuenta me di, volví a subirme a la alfombra de Aladino y seguir flotando, fue cuando él vio la oportunidad de ir más a prisa, ahora él dominaba la situación estando sobre mi, como yo hace un rato lo hacía, me miraba y yo con mi cara de estar perdido en el estrellado espacio disfrutando de ello.

En verdad era delicioso, fue más intenso y rápido y me empezó a doler, pero lo curioso fue que lo disfrutaba cada vez más y más, y quería que duela más que sea un poco más rudo y violento, y lo que al principio me dio miedo y rechazaba se volvió adictivo y frenético, y empecé a gemir, y sentir lo que él sintió, y actuar de la forma que él actuó cuando yo se lo hacia, y era todo tan irreal pero infinitamente placentero.

Ahora sus caderas golpeaban mi trasero sin contemplación, bombeándome y yo por primera vez gustosamente adolorido gemía sin control, entretanto perdía el conocimiento y la conciencia sobre mis actos, de que si estaba vivo o que tan sólo era un ente sensitivo; mis sentidos, emociones y pensamientos se fusionaron, sentía sus empecinados movimientos y sus esfuerzos por arrebatarme hasta el último goce.

De pronto siento que él me coge por delante y me empieza a masturbar, y yo sin saber que hacer más que gemir dejo que todo eso golpee mis cerebro y que reviente en éxtasis, lo que provocó la convulsión todo ese deleite en perlados fluidos de clímax.

Lo que me hizo renacer y detener el rápido latir de mi corazón, él sale de mi y se autoayuda a culminar capitaneado por su mano derecha hasta terminar sobre mi.

Yo aún sorprendido sonrío y lo beso, y hago que se tienda sobre mi, y lo abrazo mientras jugamos con lo que salió expedido a propulsión de nuestros cuerpos, y nos reímos de todo lo que pasó como un par de inocentes niños, como un par de buenos amigos haciendo cosas de amigos, porque aún no creíamos posible lo que sucedió o que tan bien haya salido.


En realidad yo ya había tenido sexo antes, pero no de esa manera, al fin pude entender la palabra satisfacción al 100 %, y fue mutua porque su rostro no mintió, no tenía porque, no había ningún acuerdo verbal, ni de sentimientos expresados o alguna otra estúpida barrera social, personal o mental que lo haya impedido, y creo que esa libertad fue la mejor.



Si esa fue mi primera vez que hice de ambos roles, que me estremecieron hasta el antepasado, que lo disfruté, que a pesar de que él no fuera más que un amigo un casi desconocido, se comportó mejor que muchos que dijeron ser novios o pregonaron quererme.



Tener sexo lo hace cualquiera, pero que lo disfrutes es la diferencia, yo no sé como él tuvo su primera vez pero de hecho que ésa no fue, y no me interesa saber; pero del precedente que dejó en mi, han brotado en éstas breves líneas que comparto, y que en mi marcarán el sendero de placeres que regaré buscando ser el primero con otros y que se satisfagan tan igual o más que yo, el sexo no es malo si le quitas los innecesarios tabúes que te estancan, y muy placentero si se sabe hacer.

Año nuevo, sensaciones nuevas

Por JIMENA:

Era la segunda vez que besaba a una mujer. La primera fue casi un juego
Nunca había desnudado mi vida ante nadie; ella logró desnudar mi ser, sin quitarme la ropa.

Nos besamos incansablemente toda la noche. Un año nuevo iniciaba y en mi empezaba a remarcarse una nueva forma de sentir. Era todo diferente, pero no me incomodaba.No habían cargos de conciencia, sólo me gustaba besarla y sus besos me demostraron que también le gustaba hacerlo.

Sus movimientos se volvieron una experiencia más allá de lo racional. No sabía si lo que hacía estaba bien o mal, sólo quería hacerlo.

Su olor era particular, deliciosamente particular, no me cansé de decirselo hasta el amanecer. Me gustaba como sonreía cuando me escuchaba decírselo.

Sus manos recorrieron mi cuerpo con el miedo de quien me enseñaba algo completamente nuevo y la seguridad de que sabía lo que hacía. Sus labios eran rosa, los recuerdo dulces y frágiles.

Su lengua recorrió mi cuerpo que temblaba al ritmo de mi corazón extasiado por todos los destellos en mi interior.Su ternura me conmovía.

Nunca estuvimos enamoradas, pero esa noche besamos nuestras soledades como si lo estuviesemos. No recuerdo lo que hablamos entre cada beso, entre cada caricia, entre cada sonrisa nerviosa; sólo recuerdo que nunca dormimos y fuera de nosotras, esas horas, no existió nadie más.

Ella ha sido la única en decirme que mis besos demuestran cuánto quiero y aún ahora sin darte un beso como aquellas vez, puedes saber cuánto te quiero, por estar a veces allí y siempre conmigo.