3/12/08

Sentimientos Inesperados

Por MAURO:

Nunca creí que una buena acción traiga recompensa, siempre actué por instinto y guiado en base a los principios inculcados y vistos como buenos en mi familia, amigos y demás personas con las que me relacionaba, así no las conozca o me lo fueran a agradecer.

Ya hace 12 años cuando era un joven de 16 con apariencia de 18 por mi corpulencia y mi metro 80 de altura, fue cuando conocí a Julián, en ese entonces él era un niño de 6 años huérfano y era el menor de 5 hermanos, siempre lo jodían y menos cuidaban, estaba algo desorientado en la vida, amargado y ensimismado, parecía no tener a nadie.

Una vez que salía de clases fuera del colegio, vi que unos tipos mayores le estaban pegando, eso me empinchó y sin pensarlo me metí, les saqué su mierda a cada uno. Eran dos pero eran como si fueran ninguno, por más que fueran de mi talla o uno más alto, no estuvieron a mi altura y fue fácil bajármelos, no eran ni fuertes, ni veloces, y con mis bien aprendidas clases de boxeo fue como pegarle a dos sacos de arena.

La gente se metió a separarnos pero ya estaban noqueados y bien ensangrentados, yo tenía algo de sangre pero me di cuenta que no era mia. A decir verdad si, si me gustó arreglarles la cara y abollarlos bien rico a esos pendejos para que nunca se aprovechen de nadie.

Juli, como lo llamaba de cariño, aún en el suelo, sucio y con el labio roto me miraba con algunas lágrimas rebosantes sus grandes ojazos verdes sin poder creer lo que pasó. Lo ayudé a pararse y lo llevé a casa para limpiarlo y curarle las heridas.

De regreso en el bus lo llevaba sentado en mis piernas y me abrazó como si nunca quisiera desprenderse de mí, fue enternecedor y en casa mi hermano mayor lo conoció y le conté lo sucedido y se encariñó con Juli. Se llevaban bien y fue su pupilo, lo ayudó a que entrene kick-boxing para que aprenda a defenderse, aprendió hasta el punto de superarme, y lo metió a un equipo de futbol que él entrenaba, sin querer se convirtió nuestro hermano menor.

Terminado el cole, yo tuve que trabajar y estudiar otras cosas, entre ellas la universidad. Cuando llegaba a casa a veces lo veía dormido con tele prendida en mi cuarto sobre la cama, y por ende tenía que dormir en el sillón o le decía que vaya a su jato, cosa que no hacía mucho porque mi vieja me decía que lo deje dormir ahí, es más que ni haga bulla para que no lo despierte, y bueno por el cansancio hasta me quedaba jato al instante a su costado, en verdad se convirtió en parte de la familia, prácticamente vivía ahí, claro que no me dejase descansar era lo único que me jodía pero bueno se uno se llega a acostumbrar.

En los tiempos de vacaciones de verano, cogía los trabajos para resorts u hoteles que ofrecían para estudiantes en el extranjero y es ahí donde conocí parte del mundo, también descubrí mi nueva y efervescente homosexualidad, discotecas, borracheras, libertad total y buen gocé, los americanos serán medios brutos pero están riquísimos, aunque más andaba con latinos, o sea argentinos, colombianos, y brasileños, caribeños entre otros, los cuales eran muy buenos y fogosos en la cama que me enseñaron de sobra.

Ya terminada la universidad me fui de viaje al extranjero para trabajar, y ver si la hacía bien, ya conocía parte de estados unidos y decidí irme ahí y luego un corto viaje a Europa, donde el sexo, pocas drogas, descontrol y algo de alcohol, fueron los recuerdos que traje sobre mi agradecido cuerpo.
Todos los amores, desventuras y demás cosas que acumulé en ése tiempo me hartaron al punto que decidí volver, era como encontrar mi norte y reencontrarme conmigo mismo.

Luego de unos 3 años regresé a ver a mi familia, amigos y toda la gente con la que me comunicaba por mail o msn, pero no había visto en todo mi tiempo ausente.

Llegué del aeropuerto y sin saberlo me recibieron mi familia y amigos, Julián se encargó de maquinar tal sorpresa que me encantó, luego de tanto tiempo de no tener a toda la gente que quieres, y te reciban de esa forma, fue lo máximo para mi.

En caravana regresamos a casa, nosotros en el nuevo auto de Julián, a él la suerte le favorecía porque ganaba su buen dinero jugando como futbolista, aunque lo hacía porque tenía talento y le gustaba el dinero.

A pesar de ello quería ahorrar y dejar eso para dedicarse a lo que realmente le gustaba los carros y ser arquitecto.

No era muy elocuente, le gustaba pasear en carro por ahí, escuchar música mientras dibujaba viendo el mar en su carro, aunque no sé como pero tenía como mil amigos y muchas chicas cerca a él, pero siempre algo esquivo y reacio, de un carácter fuerte pero calmado, todo un caso.

Al llegar comimos, nos filmamos, fotos por aquí por allá con todos, era una fiesta la casa, tantos regalos que parecía navidad y yo papa noel, traje como 3 maletas más aparte de las mías donde traía ropa, encargos y demás. En casa las cosas habían cambiado un poco y mi cuarto era ya de Julián, y cuando llegué tuve que, como invitado, ubicarme en otro cuarto.

Ya en la madrugada cuando todos dormían Julián entra en mi nuevo cuarto, por la hora y su actitud pensé que era algo urgente, de pronto cierra la puerta en silencio y me mira, mientras yo sin saber que hace me desconcierto y dejo de desempacar.
Él se acerca sin dejar de mirarme y me abraza entonces yo le devuelvo el abrazo y sin terminar de sonreír por tal gesto desprendido, me planta un beso que me dejó sin reacción pero que al segundo los sentidos volvieron a mi y logré empujarlo, él de nuevo se acerca y me besa, y ésta vez me agarra fuerte, en estos años no había notado que sus brazos sin ser más grandes que los míos eran más fuertes, sus amplias manos desarrollaron una fuerza que retaba a la mía.

Después de un breve forcejeo logró sacármelo de encima, y sin saber como reaccionar me quedo cojudo, inmóvil, con los ojos abiertos de la impresión y sin palabras para soltar. Él como hipnotizado no hace más que mirarme fijamente sin dudar, sin pronunciar nada.

Luego cambia la táctica, baja la mirada se da una media vuelta, piensa, respira, se toca el cabello, toma aire y yo aún consternado sin moverme veo lo que hace. Determinado se quita el polo, el boxer y las medias, yo sin poder creerlo admiro su belleza, su mezcla de juventud y madurez, ya no era el niño que conocí un día, sino era un hombre, un hombre enamorado de mí, y que una vez que entendí todo pude corresponderle con el mismo sentimiento. Era a mi quien quería, por eso se quedaba en mi cuarto, porque se sentía seguro, protegido, querido, amado.

Sin apresurarse desnudo ante mi con un cuerpo trabajado y bronceado por el sol me contempla, yo hago lo mismo, camina algo receloso hacia mi, y yo ya no lo veo como antes ahora lo observo como es, sin creerlo mi corazón golpea de fuertes latidos mi pecho y siento que el mundo se me viene encima, mi respiración se hace dificultosa, me siento algo vulnerable y nervioso, sudo frío.

Me toma por los brazos y la piel se me eriza, deseo que no se detenga, es tan cálido su tocar que me sublima, por más hombres que haya tenido nunca tuve uno que me tome de esa manera, tan tierna, sutil y natural.

Me ayudó a desvestirme hasta abrigarnos con nuestra piel, sobre la cama nos recostamos e hicimos de todo, y fue la primera vez que hacía el amor una y otra, y tantas veces como amor sentíamos. Fue genial me sentí completo, me sentí vivo, saciado, lleno, indescriptible.

Aún no lo podía creer, desnudos abrazados lo vi como dormía en mis brazos, mientras recordaba todo lo que pasamos juntos y trataba de entender que había sucedido, hasta que dejé de pensar y sólo lo vi y parecía que tenía a mi lado a un angel del cielo.

La mañana nos sorprendió, cubiertos por la frazada con unas delatantes cortinas abiertas de par en par, mi madre entra al cuarto sin avisar, y siento como la perilla gira y me despierto sobresaltado por el sonido, abriendo como luna llena los ojos y con una cara pálida del susto veo a mi madre decirme que me levante que el desayuno está servido, le respondo que ahí bajo y justo cuando cerraba la puerta la vuelve a abrir y me pregunta si Julián está echado a mi lado, no que queda otra cosa que responderle que sí y ella responde tranquilamente: "a pesar del tiempo al pobre nunca se le va a quitar la costumbre de dormirse contigo".

Cierra la puerta y ya más tranquilo vuelco mi mirada sobre él y pienso que ojala nunca se le quite la costumbre.

Privilegios Vacios

Por MANOLO:

Son los 18 años que me alumbran, la radiante juventud y tiempo están a mi favor.

Mi delgado y cuidado físico sumado a mi temprana edad atraen como moscas a un sin número de hombres, pero a mi me atraen los mayores. Ya que son algo más atractivos en todo sentido, como monetariamente, si, me encanta que gasten en mí y porque son más centrados, cultos, calmos, seguros, tienen calle, mundo o tienen el mundo a sus pies.

Es así como conocí a Anselmo, el apellido me lo reservo como él su edad, decía tener 38 pero su DNI decía 50 años, si todo un pícaro el soberbio anciano.

El día que lo conocí me recogió en su imponente 4x4, no hay duda que un buen carro ayuda a verse como el hombre más rico sobre la tierra, no es que él sea feo pero mis hormonas no destilan deseo por tan sólo verlo.

En realidad es un hombre que trabaja duro, degusta de buenas comidas, peor con su buen diente y con la comida peruana no son aliados para delinear su figura pero si pronunciar la sobresaliente curva de su cintura, y con el stress encima no es alguien que tenga la apariencia de haberse cuidado o conocer la palabra gimnasio, y es que por mucha ascendencia europea que tenga, el tiempo no ha sido tan benevolente con su facha, sólo su cuenta bancaria lo ha embellecido con los años.

Recuerdo que me recogió de algún punto de Miraflores para luego ir a su departamento en el mismo distrito, aparte de haberme ido a ver a la universidad, nadie supondría que él sería un cierto amante, aunque la verdad como amante era buen amigo. Se cuidaba mucho y no le gustaba hacerlo más de una vez, no sé si por la edad o porque no tenía frecuente sexo, pero el cuerpo no le daba y eso era algo que me jodía como su mala forma de besar.

Italiano de origen vivió desde pequeño acá, tiene una pésima memoria para recordar ciertas cosas como, luego de tres meses de volver a vernos, preguntarme por la fecha de mi cumpleaños cuando él me llamó ése día para saludarme y no no se acuerda de ello.

Es abogado y estaba metido en bienes raíces, se cagaba en plata pero no era tan fácil, a veces me quedaba aburrido viendo tele en su alfombrada habitación mientras él discutía largo rato por teléfono con no sé quién por temas laborales, y cuando terminaba era soplarme todo el rollo de lo mal que algunos hacían las gestiones como si yo entendiera o pudiera solucionar el problema.

Lo que siempre me llamó la atención fue su estilo de vida, viajaba mucho pero no tanto por placer. Tenía varias souvenirs del mundo que decoraban, como tienda de cosas caras, su departamento en lo alto de 8avo piso un edificio con una hermosa vista al mar; grandes espejos, un comedor medio rococó, un cuarto de huéspedes, y su habitación con un inmenso televisor, daba la impresión de estar en el cine, con su cama matrimonial pensaba para esas noches en que alguien se quedara a dormir con él.

A veces tirábamos con la ventaba abierta, claro que nadie nos vería pero igual me sentía un poco actor porno demostrando al mundo mis habilidades para saciar las ansias de un hombre maduro.

Sentía que él lo tenía todo, pero le costaba. Su departamento era hermoso, demostraba que conocía el mundo y que había recolectado una parte de el pero no era suficiente, igual se sentía vacío, mucho departamento para él solo.

Salí varias veces con él pero lo veía poco cada mes o 3 meses, no era algo que me interesase mucho, pero me gustaba verme ahí y sentir que algún día tendría algo así, si, más que gustarme él me gustaba lo que tenía.

Ahora sólo me contento con admirarlo desde abajo, desde la banca de una parque recordando que alguna vez estuve ahí.